
En algunos estados de la República Mexicana, como Tlaxcala, Hidalgo, Veracruz y Puebla, por ejemplo, se cuenta una leyenda, que si bien muestra pequeñas variantes, nada importantes ya que la historia es la misma.
Las apariciones se cuenta en varios estados, donde desde hace muchos años, los habitantes de varios poblados han visto a un hombre cadavérico, vestido de charro negro, montado en un caballo también negro. Si tienes la mala suerte de encontrarlo este charro te ofrece una bolsa de dinero pero hasta ahora nadie ha querido recibir la bolsa con monedas de oro, porque temen que sea una jugada de un demonio.
Cuenta la leyenda que si aceptas la bolsa liberas el alma del Charro Negro y te atrapa convirtiéndote en el Charro Negro hasta que otra persona acepte la bolsa y libere tu alma y así sucesivamente ó simplemente te mata, por eso se dice que hay varias verciones sobre este personaje.
EXTRA: EL CHARRO & LA PARTERA!
En una zona del norte del país solía cabalgar un misterioso charro que se les aparecía repentinamente a los habitantes. Una noche llegó un charro a solicitar los servicios de una partera y la llevó a su jacal, en donde la partera asistió a su mujer hasta que parió. El charro regresó al lugar y le pago con varias monedas de oro, pero le advirtió que guardara en secreto el parto o moriría. Asustada por la advertencia la partera entró a su casa y espero a que se fuera el charro. Como no escucho las pisadas del caballo pensó que seguía fuera de su casa, se asomó por la ventana para descubrir que ya no había nadie.
Ella estuvo preocupada y asustada durante varios días por la advertencia y la silenciosa desaparición del charro. Durante varias semanas guardo el secreto, y miraba extrañada a sus conocidos. Cierto día le platicó todo a una vecina quien le aconsejó no contárselo a nadie más y dejar las monedas en la iglesia, así lo hizo la partera. Sin embargo, a la mañana siguiente la partera amaneció muerta, con el aspecto de seguir durmiendo y algunos rumoraron que escucharon cabalgar al charro cerca de ahí. Se cumplió la advertencia de aquel charro, aquellas monedas desaparecieron y se rumoró que el charro regresó por ellas.
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